Introducción
Como lo oyes. Nuestro estilo de vida nos hace enfermar. Pero, ¿cómo? ¿Cómo es posible que, en pleno siglo XXI, con todos los avances médicos, higiénicos y tecnológicos con los que contamos, haya cada vez más gente que sufre enfermedades que antes prácticamente no existían?
Simple, hemos desarrollado un estilo de vida en contra de nuestra genética. Una genética que poco ha cambiado desde la aparición del homo sapiens, hace casi 200000 años.
Aquí te dejo algunos gráficos que ilustran mejor el tema en cuestión:
No sólo vivimos en un entorno que poco tiene que ver con el de nuestros antepasados, sino que además llevamos un estilo de vida que no tendría lógica para ningún “incivilizado”.
ASPECTOS QUE INFLUYEN
Para ilustrar este problema, he aquí algunas diferencias entre ciertos aspectos de nuestro estilo de vida actual y el “cavernícola”:
SUEÑO
Mientras que el tiempo de descanso de nuestros ancestros venía dado por el ciclo noche/día y su capacidad de recuperación, nuestro tiempo de descanso viene marcado por el reloj. Nos acostamos a X hora y ponemos el despertador a Y hora, sin tener en cuenta el tiempo real que necesitamos cada día para recuperarnos bien. Y no sólo eso. Encima de fijarnos unas horas para acostarnos y levantarnos, muchas veces tenemos dificultades para dormir, por lo que nuestro tiempo descanso se reduce aún más.
Además, si nuestros antepasados tenían sueño durante el día, podían echarse una siesta prácticamente cuando y donde les saliera de sus paleohuevos. Mientras que ahora, en la mayoría de casos, está mal visto (o simplemente es inviable) echarse una cabezadita en el curro. ¿Y entonces qué hacemos? Tirar de cafés y estimulantes varios para enmascarar la falta de descanso… Que al final siempre acaba apareciendo, con más fuerza y no siempre en el mejor momento.
ALIMENTACIÓN
Las tribus se alimentaban de comida REAL, de calidad, de su zona e iban variando lo que comían en función de la época del año, con la que cubrían todas sus necesidades nutricionales. Esto lo hacían, o bien cuando podían o bien cuando tenían hambre, lo que hacía que sus metabolismos funcionasen bien, usando sus reservas de energía en los periodos de escasez y dando señales de hambre cuando realmente tenían hambre.
En cambio, ahora tenemos a nuestra disposición a toda horas comida “de garrafón” (mucha, barata, y de mala calidad (nutricionalmente pobre)) creada en fábricas y diseñada para hackear nuestros receptores de saciedad y placer para que no dejemos de comer, y fruta tropical de verano en diciembre. Lo que está generando, entre otras cosas, adicciones, deficiencias nutricionales, obesidad y gente con metabolismos trastornados, que a pesar de tener reservas enormes de energía, tiene hambre cada 2 por 3.
Es más, para que te hagas una idea, un kilo de grasa puede cubrir de los requerimientos de energía de un adulto promedio ¡¡durante más de cuatro días!! Y estamos hablando de un kilo. Imagínate la energía almacenada que tiene alguien con sobrepeso…
MOVIMIENTO
En la antigüedad no tenían más cojones que moverse. Ya fuese para ir a buscar comida, o para evitar ser comido, por poner algunos ejemplos. Y cuando no se movían, nuestros ancestros estaban sentados en el suelo, de cuclillas o tumbados. En cambio ahora, la mayoría pasamos, desafortunadamente, la gran parte del día sentados en posturas antinaturales, ya sea en el asiento del coche, sentados en sillas “anatómicas” con el cuerpo echado pa’lante frente al ordenador o repanchingados en el sofá. Todo esto está creando una sociedad con piernas y espaldas débiles y rígidas, por no hablar de todos los desequilibrios musculares asociados.
Simplemente mira a tu alrededor y observa cuánta gente conoces capaz de hacer un Split (yo todavía no puedo), levantar el doble de su peso del suelo o que simplemente no tenga los hombros echados hacia adelante. Cosas que a día de hoy parecen proezas heroicas y que deberían ser lo normal.
ESTRÉS
Antiguamente, las tribus llevaban un estilo de vida relativamente tranquilo. A excepción de defenderse de algún ataque a la tribu y catástrofes naturales varias, no tenían mucho de qué preocuparse. Que sí, que estas eran muchas veces situaciones a vida muerte y ponían sus niveles de estrés por las nubes. Peeeero, eran cosas puntuales y tenían muchísimo tiempo para poder recuperarse.
En cambio ahora, vamos cardiacos perdidos: que si no ha sonado el despertador y llegas tarde, que si hay que presentar esto para ayer, que si hay que trabajar chorrocientas mil horas sin descanso y el jefe no te deja en paz, que si llegas tarde a coger ese vuelo, que si hay que pagar las facturas y estás más pelado que el chocho de la Barbie, que si no me han comentado la fotito del Insta, que si… En fin, estamos todo el día alterados (y la mayoría de veces por gilipolleces) y no nos da tiempo a recuperarnos. ¿Y qué conseguimos con todo esto? Vivir constantemente en un estado de alerta que no deja al cuerpo tiempo para ponerse en modo recuperación.
ENTORNO
Antiguamente, estábamos expuestos a los elementos: hacía frío en invierno, calor en verano, nos mojábamos cuando llovía, nos daba el aire y si había que ensuciarse, pues uno se llenaba de mierda hasta arriba. Nuestro cuerpo era muchísimo mejor regulando su temperatura y nuestro sistema inmune era un ejército nuclear contra los gérmenes. Ahora en cambio, pasamos calor en invierno, frío en verano y nos ponemos enfermos a la primera de cambio porque nuestro sistema inmune está desentrenado. En fin… nos estamos convirtiendo en una sociedad blandengue.
Además de todo esto, también deberíamos tener en cuenta otro gran factor de nuestro entorno. La luz. En la antigüedad teníamos la luz cálida luz del sol de día y oscuridad por la noche, a excepción de la luna y el fuego. En cambio ahora, no sólo pasamos la mayor parte del día bajo frías luces blancas, sino que además estamos inundados de luz también por la noche. Lo que está contribuyendo a desregular nuestro metabolismo.
QUÉ PUEDES HACER
Ahora bien. Después de todo esto, probablemente estés pensando… ¿Me estás diciendo que hay que abandonar la civilización y perderse por el monte?
No, aunque sí un poco. Me explico. Simplemente debemos intentar en la medida de lo posible, evitar los problemas de las sociedades modernas adoptando unos hábitos más acordes a nuestra genética para mejorar nuestro estilo de vida.
Aquí tienes unos cuantos ejemplos:
– Sigue tu ritmo natural de sueño: duerme cuando tengas sueño. Si tienes que madrugar, acuéstate antes. No trasnoches con demasiada frecuencia, y si el cuerpo te pide una siestecilla, intenta dársela siempre que puedas.
– Evita los estímulos antes de dormir: (luces, móvil, tele, videojuegos, discusiones…, ruidos, golpes, internet, ejercicio muy intenso…)
– Siempre que sea posible, evita enmascarar la falta de descanso con estimulantes. Cómo ya hemos visto, el cuerpo es sabio y al final acabará buscando la forma de darte a entender que necesitas descansar.
– Come cuando tengas hambre alimentos lo menos procesados posibles (animales, verduras, frutos secos y frutas)…
– Muévete: anda, corre, nada, salta, levanta cosas que pesen, baila, juega con tus hijos, sobrinos… Lo que sea. Si tienes tiempo para dormir y para comer, tienes que sacar tiempo para moverte. De lo contrario te tocará sacar tiempo para estar enferm@.
– Estresa a tu cuerpo de manera corta e intensa a nivel físico, mental y emocional. Por ejemplo, levanta pesos grandes, pégate un sprint, lee libros difíciles donde tengas que pensar o enfréntate a miedos y situaciones desconocidas que te hagan más fuerte… Eso sí, empieza de forma gradual para que tu cuerpo se vaya adaptando. No me seas el típico flipado que lleva sin hacer ejercicio desde el instituto y de la noche a la mañana quiere hacer Crossfit. Hay mucho tonto motivao por ahí y no quiero líos. Capisce?
– Intenta estar en un estado de calma el mayor tiempo posible. Practica actividades como meditación, tai chi, yoga o ejercicios de respiración.
– Exponte a los elementos más a menudo (calor, frío, sol, lluvia, viento…). Y que no te de reparo ensuciarte o incluso no ducharte de vez en cuando (siempre y cuando no suponga un problema para los que te rodeen, claro :D)
– Exponte a la luz del sol durante el día (aunque haga frío o calor) y evita las luces por la noche, especialmente las azules y verdes (+info). Está demostrado que la luz artifical inhibe la producción de hormonas como la melatonina (sueño) (estudio), interfiriendo con el rendimiento la mañana siguiente (estudio).
Si no puedes evitar la luz por la noche, intenta reducir su intensidad y usar filtros de luz azul como estos:
f.lux (PC) https://justgetflux.com
Twilight (Android/iOS)
Ahora bien, como he dicho, esto son hábitos para crear un estilo de vida saludable. Lo cual no quiere decirque de vez en cuando no se puedan hacer excepciones. Si te apetece tomarte unas birras después del curro, hincharte a helados una tarde de verano, o pegarte un fiestón hasta las 8 de la mañana, pues adelante. Simplemente se trata de hacer las cosas bien la mayor parte del tiempo.
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