Seguro que conoces a alguien o incluso tú lo has hecho: después de Navidad vas a ponerte unos pantalones que te pusiste en noviembre y te das cuenta de que no te entrar. Por lo que tu primer pensamiento es «hum, debo perder peso». Y tras un tiempo haciendo dieta, te subes a la báscula, miras el numerito y piensas: “oh, he cogido x kilos. He engordado” o “he perdido x kilos, he adelgazado y se me está quedando un tipín”… ¿verdad?
Pues…, tengo una mala noticia para ti. A la hora de adelgazar, el numerito que marque la báscula por si sólo no vale una mierda.
Porque la báscula no es la mejor herramienta para adelgazar
Tu peso se compone de varias cosas (grasa, músculo, agua, hueso, órganos… incluso pipi y caca) y ganar o perder peso de según qué cosas va a tener consecuencias muy diferentes.
Por eso, es necesario distinguir de qué se compone ese peso que se gana o se pierde.
Por simplicidad, vamos a distinguir 2 tipos de peso:
– Grasa (o lorzas para los amigos. Nuestro objetivo a la hora de adelgazar)
– El resto (músculo, agua, huesos, órganos…), a lo que de ahora en adelante llamaremos Masa Magra.
¿Qué tienes que saber de ambos?
Grasa (aka lorzas):
– No consume prácticamente energía. Lógicamente, no tiene sentido almacenar energía si luego hay que emplear esa misma energía para su mantenimiento.
– Fácil de generar, ya que tu cuerpo quiere que sobrevivas en posibles momentos de escasez.
– No mejora ninguna cualidad física. Las únicas excepciones serían una mejora en la distribución de pesos en deportes de fuerza o una mejora en la flotablidad en el caso de deportes acuáticos
– Relativamente ligera: el cuerpo busca almacenar la mayor cantidad de energía posible cargando el menor peso posible.
Masa Magra
– Energéticamente cara de construir y mantener. Lo que va a suponer gastar más energía (calorías) en reposo. Al igual que no consume lo mismo una scooter de 49 que un Formula 1 estando al ralentí, lo mismo pasa con un cuerpo canijo y uno musculoso y tocho. No van a tener el mismo gasto energético estos dos amiguetes.


– Mejora nuestra fuerza y nuestra resistencia mecánica: huesos y articulaciones más anchas y fuertes, que además están protegidas por los músculos. Por lo que vamos a poder cargar más peso, generar más fuerza y ser más resistentes a los impactos. A simple vista, ¿Quién crees que tiene más probabilidades de romperse algún hueso en una caída, un maratoniano, o un halterófilo?


– Los huesos y músculos nos dan una estructura y una forma atractiva. Mientras que la grasa se queda a merced de la gravedad. Y si no que se lo digan a Jabba.

– Más densa que la grasa. Por lo que para un mismo peso, la masa magra ocupa mucho menos espacio que la grasa.
Poniéndolo en perspectiva
Visto esto, pongamos el siguiente ejemplo extremo:
Imagínate que 2 gemelos deciden perder peso. Uno pierde 10kg de grasa, y el otro de 10kg masa magra. Si sólo se fijan en la báscula, los 2 están igual de contentos ya que ambos han perdido peso. Sin embargo, teniendo en cuenta lo visto anteriormente, el resultado es muy diferente:
El que ha perdido todo grasa:
– Visualmente estará mucho mejor. Con un cuerpo más definido y “torneado”. Pero también bastante más pequeño, ya que se ha quitado el volumen que ocupaba la grasa.
– Mejorará su desempeño general debido al no tener que cargar con peso extra.
El que ha perdido todo masa magra:
– Visualmente se verá peor, más fofo y algo más pequeño.
– Su metabolismo irá muchísimo más lento, (sn tener las en cuenta el descenso de la actividad metabólica durante una dieta hipocalórica prolongada), lo cual hará que le sea casi inevitable volver a coger el peso que perdió en cuanto se descuide… pero esta vez en forma de grasa, lo que le llevaría a estar peor que antes, con más grasa y menos músculo. Vamos, lo que se conoce como el efecto rebote.
– Su rendimiento se irá a pique al disponer de menos músculo, lo que supondrá menor fuerza y huesos y articulaciones más desprotegidos. A lo que habría que sumarle una posible pérdida de densidad ósea que además implicaría menor resistencia estructural y mayor riesgo de fracturas y lesiones.
Ahora bien, ¿qué pasaría en el caso contrario? Nuestros gemelos se ponen a ganar peso durante unos meses y ambos ganan 10 kilos de peso. Uno gana esos 10 kg en forma de grasa, y el otra en forma de masa magra. El resultado:
La persona que ha acumulado grasa:
– Visualmente más grande, con más volumen y formas más redondeadas y “blandas”. Vamos, más gordo.
– Peor desempeño general al tener que cargar más peso extra, lo que va a suponer mayor carga en articulaciones y ligamentos, los cuales no se han adaptado a la nueva carga extra, acarreando con toda probabilidad lesiones y problemas en el futuro.
La persona que ha aumentado su masa magra:
– Aumento de volumen corporal menor que en el aumento de grasa, pero con más forma y estéticamente más atractivo.
– Mejor desempeño físico
– Mayor gasto calórico y metabolismo más rápido. Lo cual, va a facilitar la pérdida de grasa en el futuro. Razón de más para ganar músculo 😉
Ahora bien, como se mencionaba antes, esto son casos extremos y nunca se pierde o gana todo grasa o todo músculo. Eso dependerá de factores que veremos más adelante.
El caso es que, como has visto, la variación del numerito de la báscula puede tener consecuencias muy diferentes.
De ahí que cálculos como el IMC (peso/altura^2) para determinar nuestro peso ideal sean básicamente inútiles.
CONCLUSIÓN
Por eso, si quieres adelgazar, esto es, perder grasa; ¿no será más lógico que te fijes en la cantidad de grasa que tienes y en cómo esta variable evoluciona, en vez de preocuparte por cuánto pesas? Dudo mucho que una vez que tienes el nivel de grasa que quieres te preocupe mucho pesar 60, 80 o 150 kg o que tu índice de masa corporal diga que tienes sobrepeso. Simplemente se trata de medir la variable correcta. En este caso, medir tu grasa.
Ahora bien, seguramente estés pensando: “vale sí, a la hora de adelgazar tengo que medir la grasa que tengo en vez del peso pero…¿eso cómo se hace? Aaah. Compisan@; eso lo veremos en el próximo artículo.
Espero que hayas entendido porqué no debes preocuparte en exceso por lo que pesas y sobre todo, espero que se te haya quedado grabado que:
ADELGAZAR≠PERDER PESO ADELGAZAR=PERDER GRASA
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