Compisano, compisana. En este artículo quería hablarte de algo que está en boca de todos, pero que parece que nadie tiene claro qué es exactamente. Me refiero al estrés. Por eso, vamos a empezar respondiendo la pregunta del millón…
¿Qué es el estrés?
El estrés es simplemente una respuesta fisiológica normal propia de todos los animales, en cualquier situación percibida como amenazante o peligrosa, tanto a nivel físico, psicológico, emocional…
Realmente, es un mecanismo de protección del cuerpo. Porque tu cuerpo te quiere. Te quiere con vida.
Cuando funciona correctamente, la respuesta al estrés te ayuda a mantenerte concentrado, enérgico y alerta.
Pero más allá de cierto punto, el estrés deja de ayudar y comienza a empeorar tu salud (1), tu estado de ánimo, tu productividad, tus relaciones… En definitiva, tu calidad de vida.
De ahí que debamos distinguir 2 tipos de estrés.
Tipos de estrés
Existen 2 tipos de estrés: el bueno y el malo.
Estrés bueno, o eustrés.
– Es puntual (termina relativamente rápido (desde un instante hasta unas pocas horas)
– Te inspira a la acción y te motiva
– Genera adaptaciones positivas. Te deja mejor de lo que estabas.
Ejemplos de esto podrían ser una sesión de entrenamiento intensa, pegarte un sprint para evitar un peligro, llevarte un susto, o montarte en una montaña rusa (si te gustan las montañas rusas), por ejemplo. Pero… ¿Qué pasaría si estuviésemos todo el día corriendo a tope, llevándonos un susto de muerte detrás de otro o sin poder salir de la montaña rusa? Ya no molaría tanto ,¿eh?… Entonces, ese estrés que era algo bueno se convierte en…
Estrés malo, o distrés
¿Y qué caracteriza este tipo de estrés? Pues…
– Es excesivamente intenso
– Dura mucho tiempo (días, semanas e incluso meses), o está en marcha
Consecuencias
– Es negativo, deprimente y desmoralizador. Vamos, te hace mierda (estudio)
– Te desmotiva y te paraliza
– Te desanima y genera adaptaciones negativas, dejándote peor de lo que estabas antes
Algunos ejemplos de esto: estar constantemente preocupado por algo, entrenar más de la cuenta, no dormir lo suficiente, estar muchos días comiendo muy poco (o demasiado)…), llevar meses en los que tienes dificultades económicas…
¿Y cuál es la gran diferencia entre uno y el otro? Pues ni más ni menos, que la falta de descanso o recuperación. O lo que viene a ser lo mismo, la acumulación de estrés.
Estrés acumulado y carga alostática
Para que lo pilles mejor, te propongo un ejercicio:
Primero, coge papel y boli y apunta todas aquellas situaciones que te generen estrés:
– El jefe te grita
– No llegas a fin de mes
– Acabas de empezar una dieta y lo pasas mal pensando en todos esos pastelitos que NO debes comer pero que te encantan
– No has estudiado para ese examen tan importante y sabes casi seguro que vas a palmar
– La niña no para de llorar y no te deja dormir…
Ahora, imagínate que durante toda la vida llevas una mochila en la espalda y que cada nueva dosis de estos estresores es un nuevo peso que cargas sobre tus hombros.
¿Qué pasará si no paras de cargar dicha mochila sin sacar ningún peso, o sea, de recuperarte? Pues lógicamente, tarde o temprano acabarás reventando
Ese “peso” se conoce como carga alostática, y cada persona tiene, por decirlo así, una carga acumulada y un “límite” de acumulación de esa carga.
Por tanto, queremos suficiente estrés en nuestra vida para poder mejorar y hacernos más fuertes. Pero siempre acompañado de una recuperación suficiente.
Y grábatelo a fuego: la carga alostática es la suma de TODO: esos entrenos que te dejan en la mierda, esa preocupación que no se te va de la cabeza, la falta de sueño, esa comida que no te sienta bien, esas 2 horas de atasco para ir al trabajo… TODO pasa a la mochila del estrés. Así que considera esto de manera integral.
Espero que hayas aprendido a entender mejor el estrés y a no tomarlo como algo malo. Sino como algo positivo y potenciador siempre que se sepa gestionar.
Vuelvo a insistir, pero quiero que te quede MUY, MUY, claro:
El problema no es el exceso de estrés, el problema es la falta de recuperación.
En el próximo artículo, entenderás cómo tu cuerpo responde ante el estrés y además, aprenderás a cuantificar tu nivel de estrés de forma simple y sin salir de casa. Estáte al loro. 😉
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